¿Por qué no se ofrece un alivio del dolor durante la inserción del dispositivo intrauterino?

Cuando se trata de no quedar embarazada, la mayoría de opciones en materia de control de la natalidad vienen acompañadas de al menos un efecto secundario negativo, lo que hace que elegir anticonceptivos se vuelva un caso en el que debes escoger el menos peor. Como el dispositivo intrauterino (o DIU, como se le conoce comúnmente). Con una duración de 5 a 10 años y una tasa de protección de más del 99 %, el atractivo es evidente. Por eso, es una de las opciones más populares para el control de la natalidad y una de las que más recomiendan los médicos. Pero, si bien los profesionales médicos han celebrado durante mucho tiempo la existencia de este pequeño dispositivo en forma de T, el silencio en torno al dolor físico que sufren las mujeres durante y después del procedimiento de inserción del DIU ha sido ensordecedor. Ahora, después de años de soportar el dolor en silencio, recientemente se ha convertido en un punto de discusión en espacios en línea como TikTok. Los usuarios están compartiendo sus experiencias, a menudo bastante angustiosas. La pregunta clave es, ¿por qué no se ofrece alivio del dolor durante la inserción del dispositivo intrauterino?

Los DIU están disponibles en dos formatos principales: hormonales y de cobre. La mayoría de las inserciones siguen más o menos el mismo procedimiento: inserción del espéculo (un instrumento de metal o acero en forma de pico de pato, utilizado por los ginecólogos para ensanchar las paredes de la vagina y facilitar su examen), pinzamiento cervical, medición de la matriz, inserción del dispositivo y recorte de las cuerdas. La ginecóloga Dra. Staci Tanouye explica que el proceso «generalmente solo toma unos dos minutos». Sencillo, ¿verdad? En teoría, sí. Es un procedimiento relativamente rápido pero no indoloro. El llamado «pellizco rápido» del pinzamiento cervical básicamente consiste en la perforación del tejido del cuello uterino con dos agujas, mientras que la medición del útero con una varilla de plástico y la inserción posterior del dispositivo externo causan, en muchas mujeres, calambres intensos similares a los dolores menstruales. 

Habiendo tenido el placer de pasar por dos de estas inserciones, puedo dar fe del dolor que se siente. Si bien logré caminar a casa después de mis dos procedimientos, fue bastante doloroso. Para mi primera inserción tuve hasta público. En la habitación había una enfermera, un estudiante de medicina, un médico y mi novio de ese momento. Curiosamente, todos parecían más preocupados por el bienestar de mi novio, discutiendo si debería quedarse en la habitación o si se desmayaría, mientras yo estaba allí, ansiosa y con las piernas al aire (tal vez la preocupación por su tolerancia no sea sorprendente, si se considera que la mayoría de los tratamientos para aliviar el dolor se prueban en hombres y, por lo tanto, responden a las necesidades de los hombres). Esta inserción en sí fue muy incómoda; se sintió como calambres menstruales intensos, pero no insoportables. La segunda inserción fue después de una extracción y fue mucho más dolorosa. Mientras el médico sujetaba mi cuello uterino, me puse muy tensa y el dolor fue insoportable. Se aceleró mi respiración, me sentí mareada y los ojos se me llenaron de lágrimas. Mi médico fue extremadamente comprensivo y me dio unos minutos para recuperarme. Aun así, ese día mi cuello uterino estaba decidido a decir que «no». Así que el médico le indicó a la enfermera que me aplicara anestesia local. Me pusieron una inyección en el cuello uterino (superdivertido) y el dolor punzante que sentía desapareció. Luego, me fui cojeando a casa, un poco aturdida y adolorida.

Lamentablemente, mi experiencia no es la única. La enfermera certificada Alex Waters describió su inserción del DIU como «la experiencia más dolorosa de su vida», por lo que tuvo que pasar los tres días siguientes recuperándose en el sofá. La diferencia con mi experiencia fue que a mí me aplicaron un anestésico local. A Waters no se le ofreció nada para aliviar el dolor. «Ojalá hubiera tomado algunos analgésicos antes del procedimiento o acudido a alguien que pudiera haberme ayudado», dice. La Dra. Tanouye está de acuerdo en que, como mínimo, se debería ofrecer algún tipo de alivio del dolor. «Sin duda, antes de cada inserción se debería discutir el tema del control del dolor. Lo que los profesionales médicos deben hacer es tener esta conversación con la paciente antes del procedimiento para que pueda tomar una decisión informada y personalizada». 

Entonces, ¿por qué no se garantiza un alivio del dolor durante la inserción del DIU? La dificultad, explica la Dra. Tanouye, es que el dolor es subjetivo, por lo que es imposible ofrecer una forma estandarizada de alivio del dolor. «El dolor en el útero y el cuello uterino es muy complejo y se pueden sentir una gran variedad de molestias, desde mínimas hasta bastante intensas. Los estudios han demostrado que, para la mayoría de las personas, el dolor es similar al de un calambre menstrual, pero siempre habrá algunas que sienten menos o más dolor que el promedio. Hay múltiples nervios que inervan el útero y el cuello uterino, e incluso esto varía de persona a persona. De modo que, si bien se han estudiado muchas opciones diferentes para el control del dolor, ninguna ha demostrado mejoras de forma consistente». El argumento sobre la subjetividad del dolor es válido (mi propia experiencia con diferentes niveles de dolor durante mis dos procedimientos de DIU así lo demuestra) y dificulta la decisión sobre qué nivel de alivio del dolor es el adecuado. Sin embargo, si tomamos como referencia las conversaciones con las mujeres sobre los DIU, es claro que todavía no hay una cantidad adecuada de comunicación sobre cómo adaptar un alivio del dolor a las necesidades de cada mujer.

Por lo tanto, los activistas y los proveedores de atención médica que defienden la salud de las mujeres están tomando cartas en el asunto. Un ejemplo de cambio es el servicio Tia ofrecido en los EE. UU., que está creando «un nuevo estándar de atención para las mujeres». Con tratamientos para todo tipo de afecciones, desde salud mental hasta trastornos hormonales, Tia también realiza la inserción y la extracción del DIU y es pionera en el uso de la acupuntura para aliviar el dolor durante el procedimiento. En 2021, Lucy Cohen creó una petición en Change.org para abogar por un mejor alivio del dolor durante las inserciones y extracciones del DIU en el Reino Unido, a raíz de su propia experiencia insoportable de inserción. Desde entonces, la petición ha acumulado más de 35 000 firmas. Este aumento de mujeres que acuden a los espacios en línea para compartir sus historias, hacer campañas y concienciar a la gente por fin ha puesto en primer plano el problema del dolor de las mujeres. Además, el creciente número de relatos de primera mano ha hecho que el sector médico finalmente reconozca abiertamente el problema. En 2021, la Facultad de Salud Sexual y Reproductiva del Royal College of Obstetricians and Gynecologists (RCOG, por sus siglas en inglés) emitió un comunicado, mediante el cual el presidente del RCOG, el Dr. Edward Morris, afirmaba que «es muy preocupante escuchar sobre las experiencias de dolor que algunas mujeres han sufrido durante la inserción del dispositivo anticonceptivo. Creemos que el dolor insoportable durante cualquier procedimiento ginecológico es inaceptable, y todos los especialistas en salud de la mujer —enfermeras especializadas, médicos de cabecera y ginecólogos— deben escuchar y tomar en consideración lo que se dice». Es un paso positivo, pero ¿es suficiente para eliminar el problema de ignorar el dolor de las mujeres? No es tan fácil, dice la Dra. Tanouye. «Históricamente, esto ha sido un problema que abarca todas las áreas de la medicina (este asunto es particularmente grave cuando se trata de mujeres de color). Y aunque estamos mejorando en el reconocimiento y la comprensión del dolor de las mujeres, todavía tenemos un largo camino por recorrer». 

Georgia Moot es una modelo y escritora radicada entre Londres y Nueva York. Su trabajo ha sido publicado en British Vogue, Refinery29, Browns fashion y Dazed.